El Davos que no ha llevado a ningún sitio

30.01.2014 — Informes analliticos

Tras la huella del 44 Foro Económico Mundial

El acto es considerado como el evento económico más importante del año, ya que políticos y hombres de negocios de primera magnitud se unen para "reconstruir el mundo". Pero desde hace bastante tiempo después del foro sigue habiendo una vaga impresión de que los peces gordos azotan el aire. Durante una acalorada discusión sobre la "reconstrucción del planeta", el hecho de esconder un deseo banal no cambia nada.

Pero dejarlo como está, no se podrá: ignorando el "capital sin fronteras" de los intereses nacionales y sociales se ha puesto una gigantesca mina bajo la misma construcción de un mundo global. Va a explotar, sugiere el reportero de "RusBusinessNews", cuando la lucha por los recursos petrolíferos pase una fase caliente.

Davos durante décadas pretendían que su preocupación por los problemas de los distintos países y los pueblos. Por ejemplo, Rusia ha sido el tema de varios foros : en 1993 la élite del mundo versados ​​en el conflicto de los poderes ejecutivo y legislativo, en 1996, evaluaron las posibilidades de reelección de Boris Yeltsin para un segundo mandato en 1998 decidieron el destino de la economía de Gaidar en 2000, el juego de la novia Putin.

En Rusia, mientras tanto, poco ha cambiado. En 2000, en su mensaje a la Asamblea Federal, el presidente se lamentó por la dirección económica de las materias primas y poe el poco desarrollo de los mercados financieros. En 2009, cuando intervino en Davos, Putin volvió a hablar acerca de la excesiva dependencia económica de las exportaciones de materias primas y la debilidad de los mercados financieros. De una forma u otra, desde las cimas del poder los gobiernos no dejan de proponer a los inversores a que se pongan a producir en Rusia y a que creen clusters y parques industriales. Pero, como dijo en Davos 2014 el Gobernador de la región de Tula Vladimir Gruzdev "de momento hay más estafadores que inversores".

La reconstrucción crediticia en Rusia también ha fracasado. Vladimir Putin en 2009, culpó a la economía global: la emisión incontrolada de dinero de Estados Unidos ha desmoronado el sistema financiero mundial y ha arrojado a los márgenes de los procesos económicos a regiones enteras. Gracias a los inflados apetitos de las corporaciones globales índices los bursátiles comenzaron a dominar el incremento real de la productividad del trabajo. Como resultado, aparecieron desequilibrios entre la demanda de crédito y sus fuentes de abastecimiento.                  

Hace cinco años, el presidente ruso llamó a la élite del mundo para romper con el pasado y abandonar el dinero virtual. Putin propuso debatir en Davos la futura economía de los valores reales. Parecía que la "movida gobernante" no importaba: el presidente Klaus Schwab dijo en 2010 que debíamos "repensar nuestras estrategias para hacer frente mejor a los problemas y superar las dificultades que se interponen en el camino". Pero tres años más tarde, el primer ministro de la Federación Rusa, Dmitry Medvedev, dijo que la inestabilidad de la economía mundial persiste, ya la elite ni siquiera trató de deshacerse de los desequilibrios financieros y regionales acumulados.

En vísperas del 44 Foro, economistas de renombre hablaron sólo sobre la reducción de la demanda por parte de la población en los países occidentales desarrollados. El desempleo y el estancamiento de los salarios comenzaron a preocupar a la corporación y, como siempre, volvieron su atención a los mercados vecinos. Sin embargo, muchos países se han cerrado ante la invasión de productos extranjeros e inmigrantes. Los expertos que sirven a los grandes negocios han dado la voz de alarma: reducir los movimientos transfronterizos de capital y el proteccionismo socava el proceso de globalización. Desde la tribuna de Davos 2014 ha sonado el discurso tradicional de que en los países en desarrollo, hay un pobre clima de negocios. Entre ellos fue a parar incluso China, que una serie inversionistas ha abandonado de forma ilustrativa.

Mientras tanto, China necesita capital extranjero, como Rusia la nieve. En las cuentas corrientes de China hay enormes saldos que permiten desarrollar la economía sin ayuda del exterior. De hecho, los chinos se desarrollan: la emisora ​​BBC en vísperas de Davos 2014 estima que en 1990 la economía del Reino Unido superaba a la china en 2,5 veces, mientras que en 2013, ya ha cedido ante ella 3,5 veces. Hoy en día en China hay 8 veces más rascacielos que en Europa cuando hace veinte años había menos de la mitad.

Rusia, también, bien podría prescindir de la inversión extranjera. El doctor en Economía Mikhail Delyagin sostiene que en 2013 el remanente de fondos no utilizados en las cuentas del presupuesto federal aumentó en 600 millardos de rublos, llegando a los 6,6 trillones dólares de rublos. Según el experto, probablemente debería invertir en la infraestructura que necesita la actualización. Esto mejoraría la actividad económica y aumentaría considerablemente las posibilidades de entrar a la economía del capital privado, que en ningún caso se dará si el Estado no invierte en infraestructura.

Sin embargo, las autoridades rusas, a diferencia de China, temen invertir, prefiriendo luchar con un crecimiento económico amortiguado, sólo con la devaluación del rublo. Los fondos para la reestructuración industrial, igual que hace veinte años, van en busca de un método comprobado: el aumento de los ingresos fiscales y el recorte de los gastos de presupuesto. Como desde un principio esto ha sido un callejón sin salida, la delegación del gobierno de año en año va a Davos para convencer a los inversores a invertir en la economía rusa. Sus acciones se asemejan a azotar el aire, ya que en hace tiempo K. Schwab dijo que el club de los ricos no se preocupa por los intereses nacionales, "Aquí tenemos una idea global que prevalece".

¿Por qué entonces, los funcionarios rusos visitan regularmente la estación de esquí suiza? Muy a menudo esta pregunta se responde de forma estandarizada: comparar sus relojes con los de los líderes de la economía mundial. El analista político Alexei Chadaev en 2013, cuando el viceprimer ministro Arkady Dvorkovich sugirió a los inversionistas construir infraestructura en las ciudades de Rusia para la Copa Mundial de la FIFA 2018, así como invertir en la energía y la ingeniería, avanzó una hipótesis más original.

Según él, para la inversión extranjera a los precios actuales del petróleo significa dar a otros la oportunidad de obtener ganancias allí donde ellos mismos puedan. La igual reducción de los gastos presupuestarios y de los ingresos, en presencia cuando hay remanentes en las cuentas genera la corrupción y una gestión ineficiente de los proyectos de inversión.

Los funcionarios lo saben perfectamente, pero con una tenacidad digna de mejor causa, van a Davos y pronuncian un mantra de reformas estructurales y las grandes oportunidades de inversión en Rusia que pone los pelos de punta. A. Chadaev sugirió que los "reformadores" vienen debido a la benevolencia de "la estación de esquí de Davos", igual que en sus tiempos los príncipes rusos iban a la Horda para comprar su magnanimidad. La benevolencia occidental permite al "Estado de las reformas" ocuparse de sus propios asuntos, sin prestar atención a los opositores ni el electorado.

A decir verdad, el prolongado estancamiento de la economía mundial sugiere que el "favor" obtenido en Davos no protege frente a las incursiones de los competidores occidentales. El primero ya ha tenido lugar en el Ártico con ayuda de la dudosa organización llamada "Greenpeace", cuyos activistas atacaron la plataforma petrolera "Prirazlomnaya". El ataque fue repelido el ataque, pero los propietarios de "los verdes" no estaban satisfechos y empezaron a escribir con pintura negra "Gazprom": en Davos 2014 representantes de una organización, fundada con el apoyo de "Greenpeace", declararon al consorcio del gas la empresa más irresponsable en el mundo... por la contaminación medioambiental.

Los expertos entienden que "Gazprom", a pesar de todos sus posible pecados, no es criticado por los errores medioambientales, sino por el hecho de que ha comenzado a extraer en el Ártico. Y cuanto más se promueva el proyecto, más la van a "dar", porque los que mandan quieren para sí mismos la producción de hidrocarburos en el Ártico.

En este sentido, hay que recordar cómo observó muy bien en 2013 el columnista Maxim Sokolov que sincronizar relojes en Davos era completamente inútil, porque algunos participantes llegarían al foro con un termómetro, y otros un con manómetro. Habría que poner punto final a este evento, así como al dinero virtual.

Vladimir Terletskiy