La industria de defensa rusa pone fin a la era de la aventura

20.02.2013 — Informes analliticos

El Ministerio de Defensa de Rusia en febrero de 2013 firmó contratos estatales en proporción de un uno punto cinco más que el año pasado para la fabricación de equipo militar y armas. Los representantes del complejo militar-industrial declaran la victoria sobre los "aventureros" los contratos, que suelen ser firmados no a principios de año, sino en el otoño, y por lo tanto son imposibles de cumplir, lo que lleva a la pérdida del presupuesto. Sin embargo, tal como aclara el reportero de "RusBusinessNews" dinero para el rearme del ejército ruso ya no hay: las autoridades no son capaces de bloquear los canales principales de malversación de los recursos financieros.

El Primer Vicepresidente del Comité de Industria de la Duma del Estado, Vladimir Gutenev informó que a principios de febrero, las tres cuartas partes del presupuesto asignado para el suministro de armas y equipo militar en 2013, se distribuyeron al complejo militar-industrial. En 2012, los contratos estatales a esa fecha eran de menos del 56%. Los industriales consideran estos contratos un signo de su victoria: se han logrado acuerdos a principios de año durante mucho tiempo. El punto de inflexión se produjo sólo con la salida de su cargo del Ministro de Defensa, Anatoly Serdyukov.

La razón principal, que frenaba los pedidos, eran los desacuerdos sobre el costo de las armas y equipos militares. Defensa, perturbado por los aumentos de precios repetidos en los últimos años, tenía que revisar unilateralmente los precios de la producción de defensa. Los fabricantes encontraban que se les imponían precios injustos, y se entró en una confrontación con los militares. Debido a dichos desacuerdos los contratos se firmaban muy tarde, a veces incluso al final del año, por lo que su cumplimiento no era posible ni física ni organizativamente. Adoptado para unos años en adelante, el programa de armamento empezó a resquebrajarse.

Tras proceder al análisis de la situación, los expertos prestaron atención no sólo a las diferencias en los precios, sino también a la financiación estatal irregular, las largas negociaciones, las sanciones draconianas en caso de fracaso de la licitación, y los desmotivados requisitos en el Ministerio de Defensa de la Federación de Rusia en relación a las características de calidad y el rendimiento de las armas en la ausencia de fondos presupuestarios para la modernización, fabricación, investigación y el desarrollo.

Según una inspección más detallada, resultó que tras las caóticas acciones de los funcionarios del departamento militar existe una política clara para desalentar a la industria de defensa. No asignando dinero para la modernización, la investigación y el desarrollo, y presentando exigencias imposibles en cuanto a la calidad, características y condiciones de la fabricación de armas y equipo militar, el Ministerio de defensa realmente empujó a las empresas a firmar los contratos "aventureros", inicialmente abocados al fracaso, y las sanciones por multa.

Por lo general, acuerdos similares se firmaron con empresas “levantadas de cualquier forma” y por lo tanto dispuestas a aceptar cualquier condición. Todas las partes implicadas sabían que el pedido estatal se frustaría, pero se salieron con la suya: Defensa “recuperó” parte del dinero, y las compañía recibieron por lo menos un poco de dinero que les permitió prorrogar la agonía de su muerte.

Algunas empresas han conseguido evitar las trampas transzonales. El Subdirector General de "MKB "Compas", S.A., Vladimir Maslyuk dice que al departamento de construcción no se le han propuesto contratos "aventureros" probablemente porque no entra en estos juegos: si no puede cumplir un pedido estatal, lo rechaza. Con el fin de no tropezar con las reclamaciones del Ministerio de Defensa afirma acerca del precio de la producción, "Compass" no se ha puesto a esperar dinero para la modernización y comenzó a reducir los costos a expensas de los programas federales. Tras cambiar de equipamiento, la compañía aumentó significativamente su rentabilidad: desde 2009, la producción aumentó en 5 veces, y el número de trabajadores sólo en un 8-10%, los costos de la energía han disminuido más del doble.

Pero no hay tantas empresas así en Rusia. El Subdirector General de "Consorcio PVO "Almaz-Antey" Sergei Ostapenko, por ejemplo, dice que la empresa está siendo auditada, y están siendo elaborados siguiendo las instrucciones del gobierno de Rusia, pasaportes analíticos, pero la dirección no es todavía capaz de decir cuál sería el efecto. Las tareas para aumentar la rentabilidad y la productividad, están muy lejos de las de las empresas occidentales, las cuales llevan tiempo actualizadas. Resolver esto de forma simultánea no es posible.

Tal vez por eso el Estado ha decidido moderar los apetitos del mimisterio de Defensa. Bajo el nuevo ministro Sergei Shoigu la política del departamento ha sido sometida a diversos ajustes. Hoy en día, según el Director General de "Fabrica de equipo de radio", S.A. Sergei Novoseltsev, hay poca presión por parte de los militares allí y sólo cuando los precios suben, aquéllos obligan a basarse en el coeficiente de deflacción. El financiamiento también ha mejorado: para algunos artículos los avances son de hasta el 80%. "Ahora no se encontrarán ituaciones morbosas, cree S. Novoseltsev. Sólo si el mismo director mete la pata".

Después de tres años de presión sobre los precios por parte de los militares, la rentabilidad de la industria de defensa sigue siendo muy baja: se va tirando, pero el desarrollo es imposible. Los programas federales son a veces bastante estúpidos, de ahí que no todos puedan recibir de éstos fondos para la modernización. Además, en Rusia la burocracia ha florecido de forma espeluznante: los documentos están atrapados en la oficina, porque las autoridades, espantadas por los quehaceres de A. Serdyukov, temen firmar papeles.

Mientras tanto, la oficina del fiscal militar de la Circunscripción Militar Central encontró que "Uraltransmash", S.A. aumentó la cantidad de trabajos realizados por 95 millones de rublos. Los “errores” en la fábrica no fueron detectados por el jefe adjunto de la representación del Ministerio de Defensa de la Federación Rusa, Albert Zubairov, quien firmó los documentos sobre el presunto intento de reparación del equipo militar. La fiscalía no cree que el teniente coronel cometiera un error y presentó una denuncia penal en su contra. Sin embargo, sólo se le impugna por negligencia conducente a de pérdida de fondos. Contra los gerentes de la planta no se presentó ningún cargo.

Esta historia ha llevado a dudar a los expertos de la eficacia del trabajo de la institución de las misiones militares acreditadas en las empresas de defensa. Es obvio que no se puede poner un controlador tras otro controlador y la complejidad de la documentación sólo echa más leña al fuego de la burocracia.

El principal problema de la industria de defensa rusa estriba en la demasiada libertad de relaciones con los fondos presupuestarios tanto de los gerentes de las empresas de defensa como funcionarios del Ministerio. En consecuencia, el ejército ruso no recibirá armas eficaces ni modernas, hasta que ingenieros y funcionarios alcancen otra forma de pensar y tengan otra actitud hacia el dinero público.

Vladimir Terletskiy