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Rusia se convierte en un país de funcionarios y vendedores

Rusia se convierte en un país de funcionarios y vendedores

08.02.2010 — Informes analliticos


En Rusia va creciendo la inestabilidad social. Los expertos señalan que cada vez más personas no creen en la capacidad de las autoridades de garantizar el crecimiento económico. La modernización, llevada a cabo por una forma determinada, podría ser una alternativa al estancamiento. Sin embargo, según lo aclarado por el columnista de la agencia de información "RusBusinessNews", el desarrollo innovador no amaga a Rusia, porque la élite del país no está dispuesta a revisar la política industrial basada en la apropiación de los recursos públicos y las ideas de los demás. 

En Ekaterimburgo los expertos examinaron las perspectivas de desarrollo de la economía de Rusia. Ellos llegaron a una conclusión paradójica: en la época de la crisis los países que están lejos de las innovaciones mostraron más estabilidad. El control del Fondo Monetario Internacional se transfiere gradualmente a China, que está industrializándose intensivamente. En consecuencia, creen los científicos, el futuro pertenece a las economías que podrán de manera más eficaz plasmar las ideas científicas en el producto acabado.

Los rusos no quieren fabricar los productos de alta tecnología. Según los datos de Anatoli Filippenkov, presidente de la Asociación de las Pequeñas y Medianas Empresas de la región de Sverdlovsk, la actividad productiva la llevan no más del 15% de las empresas, y de la innovación se ocupan sólo el 4%. Alexander Beletski, vice-ministro plenipotenciario del Presidente de Rusia en el Distrito Federal de los Urales, llamó la atención hacia la multiplicación rápida de la clase de funcionarios: si la Unión Soviética con el gentilicio de 250 millones de habitantes contaba unos 400 mil funcionarios, actualmente Rusia, teniendo 130 millones de habitantes cuenta 1,5 millones de funcionarios. A esta cantidad hay que añadir el 14% de la mano de obra empleada en empresas privadas de seguridad.

Es el Estado que convierte a los rusos en guardias, pasando por el fuego el espíritu de iniciativa de la gente. Rustem Nureyev, catedrático de la Escuela Superior de Economía, sostiene que en el país los costos de transacción para hacer negocios son extremadamente elevados, el sistema fiscal no es nada liberal y la legislación no funciona debidamente, generando apropiación de la propiedad ajena.

El ranking compuesto por los expertos mostró que Rusia está en el penúltimo lugar en el mundo para obtener licencias y permisos: los empresarios necesitan dos años para realizar 54 procedimientos. Extremadamente complicado es el procedimiento de registrar la propiedad, con esto una importante parte de dicho procedimiento se halla en la sombra, lo que significativamente complica para los empresarios la obtención de los préstamos. Según la accesibilidad de los fondos tomados en préstamo Rusia ocupa el 109 lugar. Sin embargo, se puede evitar los problemas de crédito aceptando "jugar a las cartas cubiertas" con con los banqueros: los expertos dicen que el dinero puede conseguir incluso una empresa en quiebra, pero por una "enmienda" grande, es decir, sobornando a los banqueros.

El resultado de una economía tan primitiva llevada por los rusos es una rápida simplificación de la economía. Se reducen las exportaciones de productos de ingeniería y, por el contrario, crecen las exportaciones de los recursos minerales. De acuerdo con los datos de R.Nureyev en 1995 las materias primas representaron el 42% de las exportaciones, y en 2009 ya representaron el 73%. Durante este período las exportaciones de los automóviles se redujeron a la mitad. Para el 2012, casi cuatro quintas partes de los automóviles existentes en el país será importada. Va creciendo atraso tecnológico: por ejemplo, cultivando las patatas prácticamente más que nadie en el mundo, Rusia según la productividad en este sector ocupa el 163 lugar entre 170 países.

La complejidad de la situación en Rusia consiste en que el país podrá vivir a expensas de petróleo como máximo unos 30 años. El gas habrá suficiente para unos 60 años, ya que casi la mitad de las reservas exploradas de hidrocarburos se encuentra en la zona ácuea del Mar de Barents, donde no han aprendido todavía poner las torres de sondeo. Los expertos tienen muchas dudas de que durante este período el país sea capaz de hacer un tirón tecnológico hacia adelante: según los datos publicados en 2000 el 60% de los equipos industriales contaban más de 16 años (el 40% de ellos superaba para aquel momento 20 años). Desde aquel entonces las estadísticas similares ya no se publican más: probablemente las cifras sean aún peores. Es interesante que en los 60 años del siglo pasado, cuando la Unión Soviética activamente asimilaba el espacio, el 70% del equipo haya contado más de 10 años (el 40% de éstos no superaba cinco años).

No menos interesante es el hecho de que en Rusia exisiste quien todavía siga tratando de fabricar productos de maquinaria. Además, los empresarios de un año para otro bombardean al Gobierno con las propuestas de crear la infraestructura de innovación. Según Alexander Balandin, Director General de la corporación OOO "Pumori-SIZ", las empresas que se dedican a las altas tecnologías, deben obtener un estatus legal para que los inversores vengan a ellas, porque sin inversiones el ambiente innovador no se desarrolla. Asimismo son necesarias las preferencias por parte del Estado: desgravaciones fiscales, subvenciones directas, inversiones en nuevos sectores innovadores.

Las autoridades, sin embargo, se ponen a la defensa circular: en Rusia los parques tecnólogicos los llevan construyendo ya unos diez años, y la ley que reglamente sus actividades, aún no existe. No vale la pena hablar sobre una política inversionista seria del Estado: según A. Filippenkov, la obtención de los medios de la Fundación de Bortnik hecha por una pequeña empresa dentro de tres años viene a parar en triplicar los pagos de impuestos. Con todo esto, los funcionarios directamente relacionan el apoyo con el pago de impuestos: no hay impuestos - no hay desgrabaciones. Es evidente que en tales circunstancias no se pueda hablar de la creación de nuevas industrias.

El Estado de Rusia tampoco tuvo éxito en lograr la reducción de los costos de transacción para hacer negocios. Se llevan muchas disputas sobre el tema, pero en realidad no se cambia nada. Mientras tanto, Georgia en un plazo muy corto, simplificó los procedimientos de registrar la propiedad y la obtención de permisos para llevar los negocios. Hoy día, esta ex república soviética tiene uno de los más bajos costos de transacción, ocupando en el ranking mundial el segundo o tercer lugar.

Rusia no quiere seguir el camino de Georgia. Esta hipótesis se sugiere por una larga historia con la evaluación de los activos intangibles. Уa en los años 90, cuando tuvo lugar la desestatización de las fábricas y empresas, no tomaban en cuenta en absoluto la propiedad intelectual, porque en Rusia no están acostumbrados a pagar por intelecto. Bajo el pretexto de que evaluar los activos intangibles fue muy difícil, crearon un modelo de adquisición de las ideas ajenas de balde. Actualmente, en tiempos de la crisis, la industria no está dispuesta a pagar por las elaboraciones innovadoras. En consecuencia, las instituciones académicas, en vez de establecer los contactos con las empresas, crean sus propias capacidades de producción, intentando obtener gracias a sus ideas cualquier ingresos, aunque sean pocos.

Vladímir Makarov, vice-rector de la Universidad de minería de los Urales, dice que las divergencias entre la industria y la ciencia tenen lugar precisamente a causa de la propiedad intelectual. Hasta que ésta no esté evaluada, no se podrá involucrarla en la actividad económica, sin lo cual la modernización sigue siendo palabras vanas. Rusia lleva hablando de eso ya veinte años, pero no pudo ir más alla de la constatación de este hecho.

En esta relación, Alexander Tatarkin, director del Instituto de Economía de la sucursal de la Academia de Ciencias de Rusia (ACR) en los Urales destaca que no existen las modernizaciones que no afecten a los intereses de nadie. La falta de deseo de modernizar la industria de manera determinada, al parecer, indica que la élite rusa está totalmente conforme con las relaciones económicas actuales. Mantener el statu quo provoca, según la opinión del experto, la inestabilidad social en la sociedad.

Vladimir Terletski

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